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domingo, 18 de septiembre de 2011

I

Luna no podía creer que aquellas palabras hubiesen salido de la boca de Sol. La Sol que ella tan bien conocía era de otro modo, era simpática, alegre, habladora y nunca le reprochaba nada a nadie. Sin embargo aquella que había visto por medio de la magia de los Kobolds era una Sol enfadada y protestona. A no ser que los Kobolds hubieran creado una imagen falsa de Sol... Luna desterró rápidamente aquel pensamiento. Niall le dijo que los Kobolds nunca mienten o hacen algo malo a no ser que les beneficie mucho...

Luna maldijo a su temperamental cáracter y a la maldita pedrada. Luna se sumergió en los recuerdos del pasado y viajó a aquel día que tan lejano le parecía....

***
Hace 2 años, (en el principios del s. XIX) en la Península Escandinava, en lo que ahora se conoce como la Meseta de Suecia Meridional...

Luna se alejó de su casa y se internó en el bosque. Esos últimos días sus tareas se habían triplicado: su padre y su hermano se habían marchado al pueblo más cercano (a unas 50 millas), su madre había caído enferma con una gripe y su hermana Sol estaba muy ocupada en "No te voy a decir qué, así que no preguntes".

Nadie se podía creer que Sol y Luna fuesen hermanas y, mucho menos, mellizas. Físicamente y psicológicamente eran dos polos opuestos. Sol era de estatura media, morena, pelo oscuro rizado y los ojos del mismo tono. Era muy alegre, simpática, abierta y muy guapa por lo que siempre era la favorita de su familia y de todos los lugares a los que iba.

Luna, en cambio, era un poco más alta y muy pálida. Tenía el pelo negro como el carbón y los ojos azules claros como el hielo. Era muy introvertida y tímida pero se malhumoraba con facilidad, como ahora, por ejemplo.

Se paró un instante delante de la vieja encina, arrancó unas bellotas y prosiguió su camino. Al cabo de unos minutos andando por el bosque, Luna llegó a un claro del bosque. En el centro del claro se encontraba un centenario roble que fue alcanzado por un rayo. Luna llegó al roble y dio un silbido corto, uno largo y otros dos más cortos. Inmediatamente, de la rama más baja apareció una ardillita que saltó al hombro de Luna.

- Buena chica -le susurró Luna mientras la acariciaba suavemente y le daba una de las bellotas-.

Tras unos apacibles momentos de silencio, Luna exclamó:

- Vamos al lago!

Luna y Estella, la pequeña ardilla se encaminaron al lago. Unos metros antes de llegar, Luna lanzó la segunda bellota.

- Ve a por ella, Estella! - Este era un método que hacía siempre Luna cuando iba con Estella a algún sitio. Si Estella volvía rápidamente y sin la bellota significaba que había alguien además de Luna por las proximidades. Luna la había adiestrado bastante bien. Pasados unos pocos segundos, la ardilla volvió con la bellota entre sus patitas-.

Luna se sentó en el tronco de un árbol caído mientras su mente se sumergía en los recuerdos del pasado. Se acordó de cuando se encontró a Estella y que no la llevó a su casa porque el día anterior Sol había declarado que según unos estúpidos libros que había estado leyendo (era la única de la familia que sabía leer ya que eran pobres y no podían pagar los estudios de todos los hijos) los animales tienen muchas enfermedades y mucho más las ardillas que, supuestamente según ella, eran ratas con una cola enorme.

Luna se levantó enfurecida por el recuerdo, cogió la primera piedra que vio y la lanzó con fuerza al lago. Por el rabillo del ojo, vio que Estella se acercaba sigilosamente a ella y se detenía a sus pies. Cuando la piedra tocó el fondo del lago, un trueno resonó por el bosque; un rayo alcanzó el tronco en el que, minutos antes, Luna se había sentado; un enorme tornadocomenzó a soplar, despeinando la negra cabellera de Luna. Ésta cogió a Estella y la metió en el bolsillo de su vestido.

- Lo siento, pequeña -murmuró Luna-. Quédate ahí quietecita.

A duras penas, en contra del viento, se acercó al árbol más próximo y se abrazó a él con todas sus fuerzas, pero el viento era más fuerte y el árbol se fue volando. Sin nada a lo que agarrarse Luna se dejo caer y el viento la arrastró hacia el lago. Donde la piedra tocó el fondo se había formado un gran agujero sin fondo.

- Reza tus últimas oraciones, Estella, y que sea lo que Dios quiera -dicho esto Luna y Estella cayeron por el agujero. Un minuto después, el lago y sus alrededores estaban en una absoluta calma. Nadie hubiera adivinado que momentos antes en el mismo lugar había habido rayos y truenos, tornados y remolinos.

1 comentario:

  1. Hola guapa!, acabo d ver tu solicitud para pertenecer al club y vengo a decirte k ahora mismo he terminado de hacerte la ficha d socia:

    http://elclubdelasescritoras.blogspot.com/2011/09/131-lia.html

    Comprueba k está todo correcto y si ves k falta algo, hazmelo saber.

    Por cierto, bienvenida al club!, y ahora k perteneces al mismo... ¿k tal si t haces con la insignia y realizas la entrevista?. Encontrarás ambas cosas en el margen derecho del blog.

    Bueno reina, espero verte muy amenudo por el club y k t animes a participar en los proyectos, retos y concursos k se organice en el mismo.

    Saludos y hasta otra!, feliz fin d semana!, muak!!!

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