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martes, 20 de septiembre de 2011

III

El camino a casa de Niall transcurrió en silencio. Niall iba a su bola y Luna y Estella iban observando todo el paisaje.

Habían pasado de la playa a un sitio más árido y seco. Después de un larga caminata, Niall se paró en seco y arrancó un matojo de hierba seca del suelo. Inmediatamente apareció delante de ellos una ventana de hierba seca abierta. Luna se acercó un poco para curiosear y preguntarle a Niall cómo lo había hecho o si la ventana había estado allí siempre. Cuando abrió la boca, Niall le dijo:

- Ahora, no. No hagas preguntas.

- Pero...

- Ahora, no -enfurruñada, Luna se puso a protestar pero lo hizo en vano. Como vio que Niall no le hacía caso, se acercó a la ventana. Pegó un grito de asombro cuando se dio cuenta de que la ventana estaba abierta a un lugar totalmente diferente. Parecía una ladera de una montaña. A lo lejos se veía una cabaña y al lado de la cabaña había un bosquecillo por el que serpenteaba un río.

- Vamos y pasa ya! No tenemos toda la eternidad!

Luna sonrió al darse cuenta de que Niall, al igual que ella, no le gustaba perder el tiempo. Se apoyó en el marco de la ventana con las manos y saltó al otro lado. Rápidamente, Niall dejó el matojo de hierba en el suelo, se subió a la ventana y saltó antes de que la ventana desapareciese.

- Cómo?

- Ahora, no -le repitió Niall.

Luna desistió en su intento de comprender aquel lugar y se puso en un estado de indiferencia total mientras se encaminaban a la cabaña.

La cabaña por dentro era como cualquier cabaña (algo que sorprendió a Luna) sólo que parecía más grande por dentro que por fuera y que tenía unos extraños objetos repartidos por doquier.

- Traigo visita!! -anunció Niall al cerrar la puerta.

De una de las puertas, salió una extraña mujer-serpiente. No tenía piel pero sí tenía escamas y pelo. De cintura para arriba parecía una serpiente pero de cintura para abajo tenía piernas y cuerpo de mujer.

-Hmmssss... Me hassssss traído el dessssssssssayuno -dijo la mujer-serpiente acercándose a Luna, sacando su lengua bífida y relamiéndose.

lunes, 19 de septiembre de 2011

II

-Ay! -se quejó Luna al caer a la arena-. Estella, estás bien? -Luna sacó a su ardillita del bolsillo de su vestimenta y la dejó en el suelo de la playa-. No te muevas de aquí, vale?

Luna se levantó del suelo (o más bien de la arena pues se encontraban en una playa), se sacudió la tierra y se acercó al agua. Se agachó, cogió un poco de agua entre sus manos y la probó.

- Puagg! Es salada!!

(Recordemos que Luna es hija de granjeros y no había visto mucho mundo por lo que no sabe lo que es una playa)

Cuando Luna terminó de hacer sus descubrimientos sobre la playa y el agua salada y se fue hacia Estella, ésta había encontrado un nuevo amigo y una nueva diversión: darle con la pata a un cangrejo ermitaño. El cangrejo, cuando veía la patita de la ardilla, se escondía en su caracola por lo que la ardilla se frustraba y le daba más fuerte a la caracola, que salía volando.

- Vamos, Estella. Pronto va a anochecer y tenemos que volver al lago. Buscaremos a alguien que nos explique algo de donde estamos.

- Yo soy Alguien -inmediatamente Luna se dio la vuelta. Se encontraba frente a un joven un poco más mayor que ella, rubio y alto. Tenía una dulce sonrisa y vestía ropas como las que se ponía su padre para ir al pueblo, solo que las del chico estaban mucho más sucias y más gastadas. El chico tenía un fuerte acento al hablar. Luna se preguntaba si viviría por allí cerca.

- Has encontrado algo interesante en mi cara? -Luna se ruborizó. Era la primera vez que hablaba con alguien que no era de su familia-. Lo decía porque como te quedaste mirándome fijamente, me preguntaba si es que tengo un Kahukía y no me he dado cuenta.

- Un, qué?

- Supongo que si tu casa está muy limpia no habrás visto nunca un kahukía pero te explicaré qué son. Los Kahukías son unos insectos diminutos que están cerca de cualquier tipo de suciedad, revoloteando. Son una plaga muy común en las ciudades. Algunos dicen que los trajeron los azules pero eso son meros rumores -le explicó el desconocido.

- Ajá -Luna no se enteraba de nada de lo que aquel chico le decía. En algún lugar de su mente se preguntó si estaría soñando pero luego recordó lo que le dijo Sol de los sueños: "En los sueños solo puedes ver sitios, objetos y personas que ya has visto antes. Es imposible soñar con algo que no hayas visto antes". Entonces empezó a preguntarse si estaría muerta y si el joven ese sería San Pedro, el que decidiría si podría pasar al cielo... - Oye eres San Pedro o alguno de los ángeles?

- Quien?? -Luna se sintió como una idiota-. Sea quien sea, creo que no soy "Sapedo" y tampoco soy un angelé.

- Bueno no tengo toda la mañana. Si tú no eres San Pedro, ni ningún ángel y no sabes de quiénes te hablo, entonces no estoy en el cielo y si no estoy en el cielo, tengo que volver a casa. Mamá querrá que le haga una infusión de tila para dormir... -dicho esto Luna cogió a Estella, la volvió a meter en su bolsillo y se subió a una palmera de las que había por allí. Una vez subida a la rama más alta, intentó tocar el cielo en busca de algún agujero para volver al lago.

El desconocido se quedó en su sitio, observando, dispuesto a echarse unas risas con tan singular personaja. Cuando Luna (al fin) se cayó a la arena, el joven ya estaba riendo a carcajadas. Incluso el cangrejo ermitaño había salido para observar.

- Qué pretendes hacer?

- Volver a casa. Me lo vas a impedir? -preguntó Luna, bravucona y enfadada por las risas del chico y los intentos fallidos.

- No. Simplemente como veo que necesitas ayuda y que parece que no eres de aquí te llevaré a mí casa. Ya podrás volver a intentar coger las nubes mañana. No conviene que una niña como tú esté sola hasta altas horas de la noche.

- Por qué debería hacerlo? Además no soy una niña. Tengo 14 años y tú eres un desconocido.

- 14 años una niña igualmente. Puedes no hacerlo simplemente. Pero dado de que soy tu única opción y de que si no vienes conmigo te cogeré como a un Kobold pues ...

- Tú y tus palabras raras inventadas -refunfuñó Luna-. Hay algo más que deba saber?

- Además de que me llamo Niall... Nop... Por cierto, si te preguntan algo di que estas muy cansada... Acuéstate temprano ya que mañana iremos a la ciudad.

- Por que?

- Reserva las preguntas para mañana y solo cuando estemos a solas puedes preguntarme algo. Delante de la gente no hagas ningún tipo de pregunta ni te muestres asombrada. No conviene que la gente sepa que eres extranjera.

- Mandón -Niall hizo como si no la hubiera oído.

- Vamos. No podemos perder más tiempo.

Niall y Luna se pusieron en marcha. La última con Estella en su bolsillo, olfateando todo y sacando la cabecita a veces.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Hola! Hi! Bonjour!! Bueno me presento. Me podéis llamar Lia. En este blog voy a publicar mis cosas: mi música, alguna frasecilla y mi novela. OS AVISO DE QUE NO OS ENCARIÑÉIS MUCHO CON LA NOVELA PORQUE AL PRINCIPIO TENIA OTRA NOVELA EN UN BLOG Y LA TUVE QUE DEJAR. SOLO OS AVISO.

Si queréis contactarme, podéis hacerlo a través de mi twitter ( http://twitter.com/#!/ItsLia13 ).

Pues eso es todo. Espero que os guste mi blog y que encontréis cosas interesantes en él.

Bye 4 Now!

I

Luna no podía creer que aquellas palabras hubiesen salido de la boca de Sol. La Sol que ella tan bien conocía era de otro modo, era simpática, alegre, habladora y nunca le reprochaba nada a nadie. Sin embargo aquella que había visto por medio de la magia de los Kobolds era una Sol enfadada y protestona. A no ser que los Kobolds hubieran creado una imagen falsa de Sol... Luna desterró rápidamente aquel pensamiento. Niall le dijo que los Kobolds nunca mienten o hacen algo malo a no ser que les beneficie mucho...

Luna maldijo a su temperamental cáracter y a la maldita pedrada. Luna se sumergió en los recuerdos del pasado y viajó a aquel día que tan lejano le parecía....

***
Hace 2 años, (en el principios del s. XIX) en la Península Escandinava, en lo que ahora se conoce como la Meseta de Suecia Meridional...

Luna se alejó de su casa y se internó en el bosque. Esos últimos días sus tareas se habían triplicado: su padre y su hermano se habían marchado al pueblo más cercano (a unas 50 millas), su madre había caído enferma con una gripe y su hermana Sol estaba muy ocupada en "No te voy a decir qué, así que no preguntes".

Nadie se podía creer que Sol y Luna fuesen hermanas y, mucho menos, mellizas. Físicamente y psicológicamente eran dos polos opuestos. Sol era de estatura media, morena, pelo oscuro rizado y los ojos del mismo tono. Era muy alegre, simpática, abierta y muy guapa por lo que siempre era la favorita de su familia y de todos los lugares a los que iba.

Luna, en cambio, era un poco más alta y muy pálida. Tenía el pelo negro como el carbón y los ojos azules claros como el hielo. Era muy introvertida y tímida pero se malhumoraba con facilidad, como ahora, por ejemplo.

Se paró un instante delante de la vieja encina, arrancó unas bellotas y prosiguió su camino. Al cabo de unos minutos andando por el bosque, Luna llegó a un claro del bosque. En el centro del claro se encontraba un centenario roble que fue alcanzado por un rayo. Luna llegó al roble y dio un silbido corto, uno largo y otros dos más cortos. Inmediatamente, de la rama más baja apareció una ardillita que saltó al hombro de Luna.

- Buena chica -le susurró Luna mientras la acariciaba suavemente y le daba una de las bellotas-.

Tras unos apacibles momentos de silencio, Luna exclamó:

- Vamos al lago!

Luna y Estella, la pequeña ardilla se encaminaron al lago. Unos metros antes de llegar, Luna lanzó la segunda bellota.

- Ve a por ella, Estella! - Este era un método que hacía siempre Luna cuando iba con Estella a algún sitio. Si Estella volvía rápidamente y sin la bellota significaba que había alguien además de Luna por las proximidades. Luna la había adiestrado bastante bien. Pasados unos pocos segundos, la ardilla volvió con la bellota entre sus patitas-.

Luna se sentó en el tronco de un árbol caído mientras su mente se sumergía en los recuerdos del pasado. Se acordó de cuando se encontró a Estella y que no la llevó a su casa porque el día anterior Sol había declarado que según unos estúpidos libros que había estado leyendo (era la única de la familia que sabía leer ya que eran pobres y no podían pagar los estudios de todos los hijos) los animales tienen muchas enfermedades y mucho más las ardillas que, supuestamente según ella, eran ratas con una cola enorme.

Luna se levantó enfurecida por el recuerdo, cogió la primera piedra que vio y la lanzó con fuerza al lago. Por el rabillo del ojo, vio que Estella se acercaba sigilosamente a ella y se detenía a sus pies. Cuando la piedra tocó el fondo del lago, un trueno resonó por el bosque; un rayo alcanzó el tronco en el que, minutos antes, Luna se había sentado; un enorme tornadocomenzó a soplar, despeinando la negra cabellera de Luna. Ésta cogió a Estella y la metió en el bolsillo de su vestido.

- Lo siento, pequeña -murmuró Luna-. Quédate ahí quietecita.

A duras penas, en contra del viento, se acercó al árbol más próximo y se abrazó a él con todas sus fuerzas, pero el viento era más fuerte y el árbol se fue volando. Sin nada a lo que agarrarse Luna se dejo caer y el viento la arrastró hacia el lago. Donde la piedra tocó el fondo se había formado un gran agujero sin fondo.

- Reza tus últimas oraciones, Estella, y que sea lo que Dios quiera -dicho esto Luna y Estella cayeron por el agujero. Un minuto después, el lago y sus alrededores estaban en una absoluta calma. Nadie hubiera adivinado que momentos antes en el mismo lugar había habido rayos y truenos, tornados y remolinos.