-Ay! -se quejó Luna al caer a la arena-. Estella, estás bien? -Luna sacó a su ardillita del bolsillo de su vestimenta y la dejó en el suelo de la playa-. No te muevas de aquí, vale?
Luna se levantó del suelo (o más bien de la arena pues se encontraban en una playa), se sacudió la tierra y se acercó al agua. Se agachó, cogió un poco de agua entre sus manos y la probó.
- Puagg! Es salada!!
(Recordemos que Luna es hija de granjeros y no había visto mucho mundo por lo que no sabe lo que es una playa)
Cuando Luna terminó de hacer sus descubrimientos sobre la playa y el agua salada y se fue hacia Estella, ésta había encontrado un nuevo amigo y una nueva diversión: darle con la pata a un cangrejo ermitaño. El cangrejo, cuando veía la patita de la ardilla, se escondía en su caracola por lo que la ardilla se frustraba y le daba más fuerte a la caracola, que salía volando.
- Vamos, Estella. Pronto va a anochecer y tenemos que volver al lago. Buscaremos a alguien que nos explique algo de donde estamos.
- Yo soy Alguien -inmediatamente Luna se dio la vuelta. Se encontraba frente a un joven un poco más mayor que ella, rubio y alto. Tenía una dulce sonrisa y vestía ropas como las que se ponía su padre para ir al pueblo, solo que las del chico estaban mucho más sucias y más gastadas. El chico tenía un fuerte acento al hablar. Luna se preguntaba si viviría por allí cerca.
- Has encontrado algo interesante en mi cara? -Luna se ruborizó. Era la primera vez que hablaba con alguien que no era de su familia-. Lo decía porque como te quedaste mirándome fijamente, me preguntaba si es que tengo un Kahukía y no me he dado cuenta.
- Un, qué?
- Supongo que si tu casa está muy limpia no habrás visto nunca un kahukía pero te explicaré qué son. Los Kahukías son unos insectos diminutos que están cerca de cualquier tipo de suciedad, revoloteando. Son una plaga muy común en las ciudades. Algunos dicen que los trajeron los azules pero eso son meros rumores -le explicó el desconocido.
- Ajá -Luna no se enteraba de nada de lo que aquel chico le decía. En algún lugar de su mente se preguntó si estaría soñando pero luego recordó lo que le dijo Sol de los sueños: "En los sueños solo puedes ver sitios, objetos y personas que ya has visto antes. Es imposible soñar con algo que no hayas visto antes". Entonces empezó a preguntarse si estaría muerta y si el joven ese sería San Pedro, el que decidiría si podría pasar al cielo... - Oye eres San Pedro o alguno de los ángeles?
- Quien?? -Luna se sintió como una idiota-. Sea quien sea, creo que no soy "Sapedo" y tampoco soy un angelé.
- Bueno no tengo toda la mañana. Si tú no eres San Pedro, ni ningún ángel y no sabes de quiénes te hablo, entonces no estoy en el cielo y si no estoy en el cielo, tengo que volver a casa. Mamá querrá que le haga una infusión de tila para dormir... -dicho esto Luna cogió a Estella, la volvió a meter en su bolsillo y se subió a una palmera de las que había por allí. Una vez subida a la rama más alta, intentó tocar el cielo en busca de algún agujero para volver al lago.
El desconocido se quedó en su sitio, observando, dispuesto a echarse unas risas con tan singular personaja. Cuando Luna (al fin) se cayó a la arena, el joven ya estaba riendo a carcajadas. Incluso el cangrejo ermitaño había salido para observar.
- Qué pretendes hacer?
- Volver a casa. Me lo vas a impedir? -preguntó Luna, bravucona y enfadada por las risas del chico y los intentos fallidos.
- No. Simplemente como veo que necesitas ayuda y que parece que no eres de aquí te llevaré a mí casa. Ya podrás volver a intentar coger las nubes mañana. No conviene que una niña como tú esté sola hasta altas horas de la noche.
- Por qué debería hacerlo? Además no soy una niña. Tengo 14 años y tú eres un desconocido.
- 14 años una niña igualmente. Puedes no hacerlo simplemente. Pero dado de que soy tu única opción y de que si no vienes conmigo te cogeré como a un Kobold pues ...
- Tú y tus palabras raras inventadas -refunfuñó Luna-. Hay algo más que deba saber?
- Además de que me llamo Niall... Nop... Por cierto, si te preguntan algo di que estas muy cansada... Acuéstate temprano ya que mañana iremos a la ciudad.
- Por que?
- Reserva las preguntas para mañana y solo cuando estemos a solas puedes preguntarme algo. Delante de la gente no hagas ningún tipo de pregunta ni te muestres asombrada. No conviene que la gente sepa que eres extranjera.
- Mandón -Niall hizo como si no la hubiera oído.
- Vamos. No podemos perder más tiempo.
Niall y Luna se pusieron en marcha. La última con Estella en su bolsillo, olfateando todo y sacando la cabecita a veces.